Monday, August 4, 2008

"Las rayas nos definen"



Por Luis Carlos Vázquez


En 2006, el Club Deportivo Guadalajara, SA de CV, publicó el libro Corazón chiva: cien años. Una historia 100% mexicana (Editorial Planeta), con ocasión del centenario de la institución rojiblanca.

El documento nos ofrece la versión de la actual administración chiva acerca de la historia del Guadalajara, desde su fundación hasta que “Jorge Vergara irrumpió en la escena futbolística para restituirle a las Chivas su orgullo maltrecho” (pág. 160).

En el apartado donde se relata que Edgar Everaert sugirió sustituir el nombre de origen del club, Unión, por el de Guadalajara, se afirma que “Gregorio Orozco tomó la sugerencia en serio pero el nuevo nombre no trajo consigo el cambio de colores, los mismos con los que los jugadores de hoy saltan a la cancha. Vista al paso del tiempo, no podemos dejar de considerar que la decisión de Gregorio Orozco de mantener los pantaloncillos azul marino y el jersey a rayas rojas y blancas marcó el inicio de una personalidad, una afición y un arrastre popular que no tienen punto de comparación en el futbol mexicano” (pág. 14).

Subrayemos cómo se atribuye a los colores originales del uniforme del equipo, un peso fundamental tanto en la identidad del Guadalajara como en su condición de club más popular del balompié mexicano.

Corazón chiva cuenta con la colaboración de varios personajes de la pluma, entre otros, el dramaturgo, periodista y escritor Vicente Leñero; y el novelista y poeta Daniel Sada.

Leñero titula su escrito “Por amor a la camiseta” y empieza preguntándose las razones por las cuáles irle a las Chivas. Ofrece cinco; reproduzcamos sólo la primera: “… el Amor [o el respeto] a la Camiseta. El Guadalajara es el único equipo de nuestro futbol adulto cuyas camisetas no se han contaminado de la viruela de los logotipos. Las camisetas de las Chivas que brincan cada juego a la cancha no llevan marcas de nada. Sólo su tradicional rayado blanquirrojo. Ningún anuncio. Ningún ítem publicitario” (pág. 19). Al parecer, Leñero se fue de bruces con aquella finta de Vergara, que “desde un principio quiso para las Chivas […], limpiar la camiseta (adiós a la publicidad)” (pág. 160). Hoy Leñero sabe que el Amor [o el respeto] a la Camiseta chiva duró lo que tardó en aparecer el mejor postor para alquilarla.

Por su lado, Daniel Sada escribe “El poder de los colores”. También comienza con una pregunta: “¿cuáles son los tres países más importantes del mundo?”. Y responde: “Estados Unidos, Francia e Inglaterra; y lo son —entre otras razones— porque los colores de sus banderas son los mismos que los del uniforme de las Chivas Rayadas del Guadalajara”. Después prosigue: “Y en cuanto a México, ya tiene el rojo y el blanco, pero le estorba el verde, que es deplorable […], por lo cual, —declarémoslo sin tapujos—: mientras México use el color verde jamás podrá ser campeón del mundo; para que lo sea, deberá lucir en su uniforme los colores rojo, blanco y azul”.

En esta apología del poeta a los colores rojo, blanco y azul del Club Deportivo Guadalajara, como sinónimo de superioridad y de triunfo, no pasemos de lado su menosprecio por el color verde.

¿Qué opinarán Leñero y Sada, estos dos confesos “chivas de corazón”, del diseño de las camisetas que la S.A. chiva ha sacado al mercado en el ritual mercadotécnico de cada año? Para empezar, está “contaminada de la viruela de los logotipos”, y de hecho, el de la panificadora que la patrocina es el elemento central en un diseño que deforma la verticalidad tradicional de las rayas de la camiseta del Guadalajara. Y, para continuar, el segundo uniforme suplanta el rojo por ¡verde limón!, un color que absolutamente nada tiene que ver con “una personalidad, una afición y un arrastre popular que no tienen punto de comparación en el futbol mexicano”.

Dicha camiseta ha sido publicitada con la frase “Las rayas nos definen… dentro y fuera de casa”. Nada más falso. A las Chivas Rayadas del Guadalajara no las definen unas rayas cualquiera, sino verticales y en colores rojo y blanco.





Mis globulos no son rojos y blancos por cuestiones biológicas, sino porque lo rojiblanco lo llevo hasta en la sangre...


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